Arq. Alejandra Felippa
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Alejandra Felippa | Una historia de recuperación de la memoria: Hospital de Niños la Santísima Trinidad
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Una historia de recuperación de la memoria: Hospital de Niños la Santísima Trinidad

Una historia de recuperación de la memoria: Hospital de Niños la Santísima Trinidad

Donde hoy se levantan las instalaciones del Polo de la Mujer, funcionó el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad que parte de su historia fue recuperada con nuestras intervenciones por la restauración del lugar

Carlos Page, en su libro “La Arquitectura de Córdoba-1850 a 1930”, menciona que el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad era administrado por las Hermanas Dominicas de San José.

La iniciativa correspondió al entonces decano de la Facultad de Ciencias médicas, profesor José Ortiz y Herrera, y a las incansables damas de la Sociedad de Beneficencia de Córdoba (creada en 1855), dirigidas por Paulina López de Soria. El primer director fue Gerónimo del Barco.

El proyecto del edificio que dejó de prestar sus centenarios servicios, fue realizado por Luis Achával, quien «se negó a cobrar honorarios por su trabajo», según comentó Page.
La piedra fundamental fue colocada el 6 de noviembre de 1894. El edificio que hoy se cae a pedazos fue inaugurado el 29 de junio del 1900. Los directores que siguieron a Del Barco fueron Ernesto del Campillo, Ricardo Pedernera, Luis M. Allende y Luis Lezama.

Al cumplirse el 25 aniversario, el hospital tenía nueve salas y 180 camas, con servicios de pediatría, cirugía, ortopedia, otorrinolaringología, oftalmología y fisioterapia.

Las Hermanas Dominicas fueron reemplazadas por las de Nuestra Señora de la Misericordia y, en ese tiempo, el Hospital de Niños fue creciendo en servicios y en pabellones, entre ellos el Escuti, Paulina López de Soria y Espinosa.

En 1926 se inauguró la Capilla donde se observa un fresco de la Santísima Trinidad, realizado por el pintor Emiliano Gómez Clara.

Historia del Pabellón Minetti

José Minetti y su esposa, Julia Tonazzi, donaron un pabellón (sobre calle Entre Ríos), en memoria de su hija Graciela, fallecida con muy pocos años de vida. Fue por disposición del profesor José María Valdés, entre los años 1933 y 1937, que en ese sector funcionara el laboratorio de Bacteriología Experimental para asistencia y aislamiento de pacientes con enfermedades infecciosas.
Los nombres de Eliseo Soaje, Felipe González, Alberto Bonet, Enrique Brower de Koning, Alberto Uez, Eduardo Isla, Eduardo Ortiz, Carlos Piantoni, Miguel Oliver, Ángel Segura, Pedro Depetris, Antonio Espósito, Raúl Suti, Livio Falco, Romis Raiden y Horacio Villada, entre otros, forman parte de la pléyade de profesionales que dejaron mucho de sí mismos en beneficio de los niños.

Historia del Pabellón de lactantes

En 1912 comenzó a funcionar la Sala de Lactantes, sin embargo recién en 1951 y por iniciativa del diputado Marcial Zarazaga, tuvo su propio pabellón. Por esos claustros pasaron como jefes Ángel Segura, María Luisa Aguirre, Carlos Rezzónico, Pedro Armelini, Roberto Zamar y Noemí Sondón.

Nilo Neder, periodista ya fallecido , legislador, fue uno de los tantos médicos que hicieron sus primeras armas en este hospital.  Desde aquellos primeros 50 años de esplendor, el Hospital de Niños casi no registró mejoras y eso se nota en la actualidad.

Las remodelaciones al Hospital de Niños la Santísima Trinidad, hoy Polo de la Mujer

No fueron muchos los cambios edilicios, más allá de la ampliación de la superficie. Se construyó la playa de estacionamiento y el Pabellón de Servicios Generales, habilitado en 1979. Tres años antes se habían inaugurado 23 consultorios externos.

La nobleza de los materiales con los que se construyó el edificio, que a pesar del USO INTENSIVO y el mínimo mantenimiento que se le otorgó a lo largo de los años, permite el rescate, recuperación y restauración de sus pisos y escaleras.

Recuperación del ex Hospital de Niños, actual Polo de la Mujer

Nos convocó la empresa ANSAL S.A para recuperar los PISOS GRANITICOS ORIGINALES y las ESCALERAS de más de 80 años de uso intenso…
La primera observación y las sensaciones encontradas en la obra in situ fue de estado de abandono y descuido completo del edificio. En el lugar, había nidos de palomas y alimañas; sumado a un silencio infinito que daba paso a nuestra mirada cargada de la ilusión e imaginación de lograr RECUPERAR semejantes pisos y escalera.

Había roturas y faltantes que estaban depositados en un edificio en total estado de abandono, y que permanecían allí desde que el viejo hospital fuera trasladado a su nuevo edificio.
Nuestra intervención era hacer transitables y revivir las escaleras y los pisos.

Nos encontramos con el enorme desafío y la tarea artesanal de reconstruir bordes y narices de cada huella dañada, y todo el trabajo fue planificado y realizado en las siguientes etapas:

1 – Fuimos a elegir a la cantera “Las piedritas” materiales similares a los existentes, que conformaban la mezcla granítica con la que se moldearon los escalones, zócalos y descansos de las escaleras. Hasta nos encontramos con un verdadero hallazgo y reliquia: Una trituradora abandonada para molienda de piedras.
2 – Realizamos muestras testigo para comprobar la resistencia y el color de la argamasa, con la que completaríamos las partes faltantes.
3 – Comprobamos los anclajes indicados para resistir, y formar un símil hormigón granítico para resistir al sector más demandado por el uso, que estarían destinados a los bordes o narices de los escalones. Así reforzamos cada peldaño para su nuevo uso.
4 – Recuperamos los pisos y realizamos pulidos, previo relleno de oquedades y completamiento de juntas para DARLE VIDA A SU NOBLEZA Y BRILLO ORIGINAL.

En el camino hacia el nuevo hospital

Ya en la década del 80, el edificio pedía a gritos un reemplazo. Por eso, el 16 de diciembre de 1982, se constituyó la comisión dedicada al proyecto del hospital de bajada de Pucará.
El nuevo hospital tiene modernos equipos, y contará con avances tecnológicos, jamás soñados por quienes un siglo atrás bregaron por la salud de los más chicos.

El mobiliario y la aparatología del viejo edificio pasarán a ser material en desuso. Testigos de un pasado que se va. De problemas, lágrimas y alegrías, de la lucha por la vida.
En medio de ese diario trajinar, por momentos álgido y nervioso, la Ciencia y la Beneficencia se codearon para bien de la comunidad.

Tal vez una placa de bronce colocada frente al patio de juegos del moderno edificio, sintetice 106 años de existencia de un centro asistencial que fue orgullo de la Córdoba de ayer.
En esa placa se lee: «Homenaje al Hospital de Niños de Córdoba por haber cobijado y cuidado celosamente a Josecito, durante tantos años». José Muñoz es el paciente que durante más tiempo fue asistido por los médicos y enfermeras del centro: estuvo internado 34 años.

Aportes de texto de Juan Pérez Castellano y notas de Arqta. Alejandra Felippa